¿Por qué preocuparse de una Educación Cívico-Tributaria?
En
ocasiones se considera la fiscalidad como un hecho que afecta solamente a
los adultos. Por tanto, los jóvenes no tendrían que preocuparse por la
fiscalidad ya que serían totalmente ajenos al hecho fiscal hasta que se
incorporaran a la actividad económica y estuvieran obligados al
cumplimiento de las obligaciones tributarias. La Educación
Cívico-Tributaria de los ciudadanos más jóvenes carecería, por tanto, de
sentido desde esta perspectiva. Ahora bien, ¿es cierto que los jóvenes
no ejercen actividad económica alguna?, ¿puede decirse que los jóvenes
son totalmente ajenos al hecho fiscal?
En sociedades que han
alcanzado un cierto grado de desarrollo y bienestar, los jóvenes
empiezan muy pronto a tomar decisiones económicas como consumidores de
bienes y servicios. Por tanto, desde la vertiente de los
ingresos públicos, su consumo está generando ingresos tributarios. Desde la vertiente de los
gastos públicos,
la fiscalidad está posibilitando la igualdad de oportunidades en
múltiples aspectos, entre los que destacan la sanidad y la educación,
por ser los más visibles en estos estratos de edad. Sin esa
inversión de solidaridad,
que se efectúa desde el esfuerzo tributario aportado por los ciudadanos
y que se gestiona a través de las diferentes administraciones públicas,
la vida cotidiana y las perspectivas de futuro de los jóvenes serían
muy distintas. Por ello, resulta preciso hacerles conscientes de esta
realidad.
En la actualidad, la conducta fiscal es una pauta que
han de incorporar los individuos en su etapa adulta, sin que se les haya
socializado adecuadamente en este aspecto desde edades tempranas. Así
suele reducirse el complejo tema de la fiscalidad al pago material de
los impuestos, e incluso, a cuánto se paga a Hacienda, cuando el mero
pago es una parte importante pero no agota el significado de las
obligaciones tributarias.
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